martes, 8 de febrero de 2011

Conducta de forrajeo dinámica en el uso del hábitat de las aves acuáticas vadeadoras en la laguna de Acuitlapilco, Tlaxcala, México

Entre las especies de un mismo gremio existe mayor similitud morfológica y ecológica. Claramente los gremios son subconjuntos de comunidades y así se podrían distinguir varios de ellos desde el punto de vista del régimen alimentario: aves pescadoras, insectívoras, herbívoras y caracoleras. En este sentido es relevante identificar la manera en que se ocupan los espacios de alimentación, ya sea para la optimización en la búsqueda o por el simple hecho de buscar un lugar donde el alimento es fácil de obtener, ya que la adaptación puede desempeñar un papel importante en la estabilidad dinámica de la población.

La teoría sobre la estabilidad de las comunidades ecológicas establece que aquellas especies que presentan morfologías y requerimientos de hábitat similares y que estén ocupando un mismo lugar en el espacio, deberán presentar conductas particulares de forrajeo que promuevan su coexistencia. Teóricamente, si dos especies están muy relacionadas en sus requerimientos, alguna tendrá métodos más eficientes en el uso de los recursos y ello puede verse también al interior de las poblaciones donde existirán individuos con mayor capacidad, lo que habrá de proporcionarles mejores oportunidades para obtener alimento. Por lo tanto las decisiones de forrajeo se pueden utilizar como un indicador de como los individuos perciben su ambiente.
Los pequeños humedales son especialmente importantes para las aves acuáticas, ya que la utilizan para cubrir determinada etapa de su ciclo de vida o simplemente como sitio de descanso y recarga energética. Por ello, las especies pueden utilizar estos sistemas de forma permanente (especies residentes) o temporal (especies migratorias). Sin embargo, los cuerpos de agua sufren ciclos anuales o fluctuaciones diarias del nivel del agua, usualmente determinada por las precipitaciones o mareas. Esto implica cambios constantes en la profundidad, factor que ha sido recalcado como determinante en cuanto a la distribución de los recursos alimenticios (particularmente invertebrados) para las aves, por lo que éstas han desarrollado diferentes adaptaciones y técnicas para explotarlos, particularmente en función del tipo de hábitat y del alimento.

En respuesta a esta variabilidad en relación profundidad-disponibilidad de alimento, las aves acuáticas deben forrajear oportunísticamente, pero también deben ajustar su forrajeo a la presencia de otros forrajeadores para evitar interacciones agonísticas y competencia. Una solución a este dilema es la segregación del hábitat (en este caso zonas de forrajeo) la cuál puede llevarse a cabo tanto escala espacial como temporal.

Las aves vadeadoras son especies que típicamente presentan patas y picos largos que les permite vivir y alimentarse en los hábitats de aguas poco profundas. Este grupo de aves que incluye especies de chorlos (Charadriidae), garzas (Adeidae) e ibis (Threskiornithidae), se alimentan principalmente de invertebrados. Estas características, hace de este grupo de aves un sistema ideal para explorar preguntas relacionadas al reparto de nicho y uso diferencial del hábitat con respecto al conducta de forrajeo y la amplitud de dietas, ya que numerosas especies de aves pueden coexistir en un mismo lugar, cuando hay un adecuado reparto y uso de recursos.


Actualmente este trabajo es realizado por Juanita Fonseca Parra bajo la tutela del Dr. Carlos Lara y Dr. Atilano Contreras. Este trabajo consiste en evaluar la dinámica espacial y temporal del uso del hábitat y la relación entre la disponibilidad de recurso alimenticio y la conducta de forrajeo de las especies de aves acuáticas vadeadoras en la laguna de Acuitlapilco, Tlaxcala, México.

 
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